sábado, 6 de junio de 2015

De cómo Game of Thrones ha pasado de adaptar las novelas a crear fanfiction

En este post deseo compartir algunas ideas respecto hasta qué punto la serie de HBO Game of Thrones, que adapta la serie de novelas de fantasía A Song Of Ice And Fire de George RR Martin, ha llegado a distanciarse tanto del material original, que empieza a ser otra cosa.

Para ello voy a tener que comparar las versiones televisiva y literaria, así que si no habéis leído todas las novelas hasta A Dance With Dragons, o visto hasta el episodio 5x08, “Hardhome”, que sepáis que en el texto a continuación podéis encontraros spoilers del tamaño de mamuts de más allá del muro.

Creo que conviene aclarar que no me considero un integrista de las novelas. Estoy de acuerdo en que adaptar una obra de un medio a otro casi obliga a hacer ciertos cambios. Lo que funciona en literatura o en cómic, puede no hacerlo en imagen real. O tal vez lo que está escrito tiene un coste enorme de ser llevado a la pantalla fielmente. De hecho George RR, que tiene un importante historial como guionista televisivo, ha explicado muchas veces que una de sus ideas al escribir las novelas era dejar de estar constreñido por el presupuesto; que tenía toda la intención de escribir algo enorme y épico, inadaptable a la televisión. Y aunque parezca que la realidad le haya llevado la contraria, yo más bien opino que, efectivamente, logró su objetivo.

Game of Thrones puede muy bien ser una de las producciones televisivas más espectaculares que se hayan hecho, y ni aún así llega a acercarse al nivel de complejidad de las tramas de Canción de Hielo y Fuego, o a captar la épica espectacular de sus batallas.

Y con todo, no puedo dejar de admitir que en ocasiones se ha conseguido mejorar el original.

Uno de los mejores ejemplos de ello es la adaptación de La Boda Roja, el capítulo 9 de la tercera temporada, “The Rains of Castemere”. En la escena final, en la que los Stark son asesinados vilmente, la serie nos muestra una de las escenas más crueles e impactantes que se haya visto en una serie de televisión: cómo se acuchilla insistentemente el vientre de una mujer embarazada. Y esa imagen solo fue posible cambiando hechos de la novela. Ni la mujer de Robb Stark muere en los libros, ni estaba embarazada, ni se parecía prácticamente en nada al personaje interpretado en la serie por Oona Chaplin.

Otro cambio algo más festivo que me llamó la atención fue la representación teatral llevada a cabo por un grupo de enanos en La Boda Púrpura, el enlace entre Joffrey Baratheon y Margaery Tyrell. En las novelas es una simulación de una justa, en la que los enanos van montados sobre un perro y una cerda; mientras que en la serie se hace una parodia de la guerra de los Cinco Reyes, en la que incluso se escenifica la muerte de Robb Stark ante la horrorizada mirada de su hermana, Sansa Stark, presente en la boda.


Hay muchos otros ejemplos de pequeñas variaciones, que pueden modificar o no la narración, pero está claro que no la perjudican.

Otra cosa son las elusiones. Si se puede decir que las tres primeras temporadas son adaptaciones bastante fieles de los libros, sin dejarse fuera tramas importantes, a partir de la cuarta, y muy especialmente en la actual quinta temporada, la desaparición de tramas enteras es sencillamente espectacular. Y si en la cuatro primeras temporadas se han adaptado más o menos fielmente los tres primeros libros y algo del cuarto, en esta quinta todo apunta a que se estará muy cerca de alcanzar el punto en que se encuentran la novelas.

¿Quiere eso decir que en la quinta se han adaptado los libros 4 y 5? En mi opinión no, y aquí llegamos al meollo de la cuestión.

En los últimos capítulos se han obviado tramas enteras, que ocupan buena parte de las novelas. Y además se han cambiado de forma radical la situación de alguno de sus personajes centrales.

Para mí el mejor ejemplo es el de Sansa Stark.

En las novelas, como en la serie, será llevada al Nido de Águilas para protegerla tras los sucesos acaecidos en La Boda Púrpura, y también por el interés romántico que manifiesta hacia ella Lord Baelish (si ese interés es más o menos real es difícil decirlo tratándose de Meñique, príncipe de las mentiras). Una vez allí, en televisión pronto se revela la identidad de la única Stark superviviente (que se sepa), pero en las novelas nunca se revela su verdadera identidad, y se la hace pasar como Alayne Stone, hija bastarda del propio Petyr Baelish. Después de que su tía, la única que conocía su secreto aparte de Petyr, desaparezca por la Puerta de la Luna,  Sansa irá ganando peso en la corte del Nido de Águilas, haciéndose su propio sitio, y entendiendo poco a poco como funciona el juego de Meñique.

En la serie, en cambio, Petyr la lleva a Invernalia para casarla con Ramsay Bolton, lo cual carece de sentido desde muchos puntos de vista.

En primer lugar hay que recordar que Meñique saca a Sansa de Desembarco del Rey para protegerla de los Lannister, que la acusan como mínimo de ser cómplice en la muerte del Rey Joffrey a manos de Tyrion; por lo que no tiene ningún sentido ponerla virtualmente en sus manos entregándola a los Bolton, aliados de los Lannister. En cuanto se sepa que Sansa está en Invernalia, la orden de llevarla a Desembarco del Rey para ser juzgada será inmediata; incluso el hecho de no entregarla en cuanto saben de su paradero podría ser interpretado como traición en toda regla. En la serie se intenta obviar esa circunstancia al hacer notar Petyr que en el trono de hierro el poder de Cersei, y de los Lannister en general, ha decaído; pero creo que eso es engañar al espectador, y simular que las cosas no son como realmente son.

Por otro lado tenemos el pequeño detalle de que los Bolton son los ejecutores materiales del asesinato traicionero de la familia de Sansa: su hermano, su cuñada y su sobrino nonato, y su propia madre, todos ellos muertos a manos de los Bolton; incluso de la propia mano del que pasará a ser su suegro. Y son aliados de los Lannister, que entre otras cosas son responsables de que decapitaran a su padre ante sus propios ojos. ¿Y ahora Sansa acepta voluntariamente casarse con un Bolton? ¿Incluso después de que Petyr le diga que no está obligada a ello? Ni de coña.

Es posible que todo ello no sea más que un enorme atajo para situar a Sansa en una posición de poder que tal vez Martin haya anticipado a los creadores de la serie, y que en los libros solo tendrá dentro de unos cuantos cientos de páginas; pero desde mi punto de vista en este caso han sido bastante chapuceros.

Luego está Tyrion.

Tras su huida de Desembarco del Rey, declarado culpable de la muerte de Joffrey y habiendo asesinado a Tywin Lannister, su propio padre y Mano del Rey, Tyrion realizará un largo viaje que bien podemos calificar de odisea, que en última instancia debería llevarle a encontrarse con Daenerys Targaryen. Esta es una de esas tramas que la adaptación televisiva ha borrado casi de un plumazo, y la ha limitado a unos pocos hechos básicos: Ser Jorah le secuestra en un burdel, ambos son atrapados por piratas y vendidos como esclavos. A diferencia de la versión televisiva, en los libros Jorah Mormont no contrae ninguna enfermedad mortal, ni llegan a encontrarse con la Madre de Dragones.

En general, en calidad de lector, no dudo de que antes o después Tyrion y Daenerys acabarán encontrándose de una forma u otra; del mismo modo que no creo que ningún lector dudara que Danny acabaría montando a lomos de un dragón. Pero esa reunión, de momento, parece lejos de producirse toda vez que, si bien en los libros Tyrion ya no es un esclavo, está solo un paso más allá de tal condición en el grupo de mercenarios de Los Segundos Hijos; y Daenerys sigue desaparecida en algún lugar del Mar de Hierba, mientras Mereen está bajo asedio, con Barristan Selmy al frente del Consejo que dirige la defensa. Porque claro, Ser Barristan sigue vivo en las novelas, y es uno de los personajes centrales.

De nuevo, parece que se ha tomado un atajo enorme para adelantar la acción… a la vez que se le pega un gran tajo a las novelas. Por algún motivo, ahora me he acordado de la espada Lamento de Viuda.



¿Y qué pasa con los Greyjoy, Pyke y las Islas de Hierro? Dejando aparte a Theon -perdón: Reek-, en los libros existe una compleja trama con montones de personajes, alguno de los cuales parece destinado a tener peso en la historia, que desaparecen completamente en la adaptación televisiva.

Y por último no puedo dejar de hablar de Los Caminantes Blancos.

¿Os gustó el último episodio, “Hardhome”? A mí también; los últimos 20 minutos son casi de lo mejor que hemos visto en la serie. Toda la batalla contra los muertos vivientes, el combate con el Caminante Blanco, la aparición del Rey de la Noche, los muertos alzándose al final… espectacular.

Bueno, pues yo no sé qué tendrá George RR en mente, pero creo que se han cargando un suspense que el autor viene acumulando desde el primer capítulo de la saga.

Por todo ello creo que Game of Thrones, sin perjuicio de lo que nos puedan deparar los futuros episodios, cada vez adapta menos los libros en los que se basa, y ha pasado a ser una historia con los mismos personajes, desarrollada en el mismo escenario, pero en el que suceden cosas cada vez más diferentes. Y creo que eso se parece mucho al fanfiction.

Por lo que cada vez tendrá menos sentido ponerse a comparar entre el producto televisivo y el literario.

¿Eso es bueno o malo?

En general, en lo que a adaptaciones se refiere, tiendo a pensar que es un movimiento bastante estúpido adquirir los derechos de adaptación de una obra para después no respetarla. ¿No se supone que el material original es bueno? ¿Acaso no tiene una fuerte base de seguidores? Entonces, ¿para qué modificar lo que funciona?

Al respecto, un ejemplo que me gusta es el de The Walking Dead, cuya historia suele mejorar cuanto más se acerca a los cómics originales, y cuyas partes más aburridas son aquellas en las que obvia el material del que nació.

Y un ejemplo contrario podrían ser las adaptaciones cinematográficas de Sin City, 300 o Watchmen, que prácticamente utilizan los respectivos cómics como storyboard.

Por mi parte, procuraré seguir disfrutando de Game of Thrones y de A Song Of Ice And Fire, independientemente de cuanto se parezcan o diferencien una de la otra, tal como vengo haciendo hasta ahora.

P.S.

George RR tiene una opinión muy clara sobre la fanfiction, que podéis leer aquí, en su propio blog.

A continuación os traduzco una parte que me gusta especialmente:

Una de las cosas que no me gustan sobre el fanfiction es su NOMBRE. Lo cierto es que yo mismo escribí fanfiction. Así empecé, cuando era un chaval en el instituto escribiendo para los llamados fanzines de comic de principios de los 60. En aquellos días, sin embargo, el término no significaba “ficción situada en el universo de otro utilizando los personajes de otro”. Significaba simplemente “historias escritas por fans para fans, ficción amateur publicada en fanzines”. El fandom del comic estaba en su infancia por aquel entonces, y la mayoría de los que lo empezamos éramos chavales… algunos de los cuales cometieron el error de publicar historias escritas por aficionados sobre Batman o los Cuatro Fantásticos en sus fanzines. National (tal como llamábamos a DC en aquel entonces) y Marvel chaparon esas revistas rápidamente.


El resto de nosotros teníamos mejor idea. Incluyéndome a mí. Yo era un fan, un amateur, escribiendo historias hechas de puro amor igual que cualquier fan de hoy en día… pero nunca nació en mí el escribir sobre la Liga de la Justícia o los Cuatro Fantásticos o Spider-Man, por mucho que me gustaran. Me inventé mis propios personajes, y escribí sobre ellos. Garizan, el Guerrero Mecánico. Manta Raya. El Saqueador Blanco. Cuando Howard Keltner, uno de los editores de Star-Studded Comics, el fanzine puntero de aquellos días, me invitó a escribir sobre dos de sus creaciones, Powerman y el Dr. Weird, me tiré de cabeza sobre la oportunidad… pero solo con el permiso y la invitación expresa de Howard.

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